Uno de los problemas de bailar claqué, es que no puedes practicar en casa. Si quieres mantener el suelo entero y que los vecinos de abajo no te maten, claro…
Pero cuando llega el verano, las clases paran 🙁 . Y bailar es una gran forma de hacer deporte y quemar los helados de más. Así que, para que no se me olvidara lo que había aprendido, el verano pasado decidí comprar una tabla portátil. O algo parecido.
Y me lancé a su búsqueda en internet, ¡goggleando a tope!
En España no hay una gran tradición de claqué (aunque cada vez más gente se apunta), así que me tocó buscar información en inglés. ¡Hay un montón de cosas!
Después de buscar y buscar y rebuscar, llegué a la conclusión de que, si no quería gastarme un dineral, lo mejor era fabricármela yo misma. Por si vosotros preferís la hecha, os pongo un par de links que encontré:
- En España:
- En EEUU:
Como os he comentado, entre el alto precio, que algunas son portátiles pero no tienen pinta de amortiguar el sonido hacia el suelo, y que cada dos por tres encontraba vídeos de cómo hacerse una, me decidí a ello. ¡Manos a la obra!
El video en el que más me basé fue éste.
Lo primero que busqué, es, como dice ella, la superficie amortuguadora que haría que:
- los tobillos no sufrieran
- el suelo estuviese protegido
- el vecino de abajo oyera lo mínimo posible. Que sólo oyera por fuera, pero no directo por el contacto con el suelo.
Di bastantes vueltas. Pregunté precios de pavimentos de caucho, de esos que ponen para los niños en los parques, pensando que sería blando y aislaría, pero me dijeron que un metro cuadrado pesaba varios kilos, así que lo deseché. Al final opté por un tatami de los que ponen en los gimnasio, de la misma empresa. Un metro cuadrado de superficie útil, ya que tiene unos enganches para unirlo a otras piezas y ampliarlo a la superficie deseada.
El material es goma E.V.A. de alta densidad. El material es bueno, lo compré en Kinele, pero os aconsejo que si encontráis alternativas, no lo cojáis allí. Tuve que perseguirles bastante para el presupuesto, y sobre todo, para que, una vez pagado, me lo mandaran, y tardaron casi un mes para un metro cuadrado de tatami. Aunque dicen que sirven desde un metro cuadrado a todos los clientes, me da la impresión de que suelen vender en cantidades más grandes, y una unidad no les interesaba. Con lo cual, yo creo que pensaban mandármelo con otro pedido mayor que viniera a Madrid, pero como insistí y amenacé con cancelarlo, se pusieron un poco (y sólo un poco) las pilas.
El caso es que al final llegó. Como vais a ver, por un lado tiene un color imitación madera, y por el otro, un elegante negro:


Me costó 47,81 euros en total. Es de buena calidad y aísla mucho del suelo, así que merece la pena.

El segundo problema vino con la madera. El tipo de madera que indican en el vídeo no es fácil de encontrar aquí. Estuve mirando en distintas tiendas de bricolaje, y no había nada que me convenciera. Pero como en algún sitio había leído que podía hacerse con un tablero de DM, que es un conglomerado de fibras de madera, compré un metro cuadrado en la tienda de bricolaje del barrio, de un centímetro de grosor. Para hacer un poco de ruido, es suficiente 🙂 .


Creo recordar que el precio rondaba los 15 euros, ya cortadito mi metro cuadrado.
Como el tamaño de las dos piezas no coincide, porque no me dí cuenta de medir el tatami hasta el borde, incluyendo los enganches, y no quería andar con pegamento como hacen en el vídeo, utilicé una cinta de carrocero para sujetar la tabla al tatami. Sin embargo, al ponerlo de pie se escurría por la diferencia de tamaño, así que lo dejé sin nada. Total, cuando está en el suelo, no se mueve. Y cuando lo guardo en vertical (detrás del sofá en concreto), se mantienen uno junto al otro sin problema.

Así que esto es lo que tengo en casa cuando quiero practicar:

¡No olvidéis combinar vuestro baile con un buen sombrero!
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